domingo, 31 de julio de 2011

LIBROS DE GURDJIEFF

 Primera Parte

"No me encontraba solo. Habia entre nosotros, toda clase de especialistas.
Cada uno estudiaba segun los metodos de su ciencia particular. Despues de lo
cual, al reunimos, nos participabamos los resultados obtenidos”.
Encuentros con Hombres Notables  nos presenta a algunos de los
Buscadores de la verdad, compañeros de juventud de Gurdjieff, y da detalles sobre sus aventuras y sus viajes. Pero el lector deberá recordar que este libro, si bien es una autobiografía, no es ciertamente una autobiografía en el sentido ordinario de la palabra. No deberá tomar todo literalmente (ni tampoco convertir todo a símbolos), ni intentar, a fin de remontar al origen del conocimiento, una exploración sistemática del curso del rio Piandye, o de las montañas de Kafiristán. Porque, aunque el relato tenga un sonido de innegable autenticidad, parece evidente que Gurdjieff quiso enredar las pistas.
La obra de Gurdjieff es múltiple. Pero, cualquiera que sea la forma a través de la cual él se
exprese, su palabra es siempre una llamada.
Durante casi cuarenta años esta llamada resonó con tanta fuerza que, desde todos los continentes, unos hombres acudieron a él.
Pero acercársele era siempre una prueba. Frente a él, toda actitud parecía artificial. Fuese ella de excesiva deferencia, o por el contrario de pretensión, desde el primer instante se veía destrozada. Caída la actitud, no quedaba sino una criatura humana despojada de su máscara y
sorprendida por un instante en toda su verdad.
Experiencia despiadada e imposible de soportar para algunos.
Estos no le perdonaban haber sido desenmascarados y una vez fuera de su alcance, buscaban justificarse por todos los medios. Así nacieron las leyendas más extravagantes. El propio Gurdjieff se divertía con esos cuentos. Llegaba incluso a provocarlos si era necesario, aunque no fuera sino para deshacerse de los simples curiosos, incapaces de comprender el sentido de su búsqueda.
En cuanto a los que habían sabido aproximarse a él y para quienes este encuentro había sido un acontecimiento decisivo, toda tentativa para describirlo les parecía irrisoria. Por eso los testimonios directos son tan raros. Sin embargo, la persona misma de Gurdjieff es inseparable de la influencia que no ha dejado de ejercer. Es legítimo, pues, querer conocer lo que fue su
vida, por lo menos en sus líneas esenciales. Por eso, los alumnos de Gurdjieff han estimado necesario hacer públicos estos relatos, concebidos al principio para ser leídos en voz alta en un círculo restringido de alumnos y de invitados. Gurdjieff habla en ellos del periodo menos conocido de su existencia: su infancia, su adolescencia y las primeras etapas de su búsqueda.



Nota del editor francés

EN EL VERANO de 1922 llego a Francia un desconocido, Gueorgui Ivanovich Gurdjieff. Le acompañaba un pequeño grupo de hombres y mujeres que lo habían conocido en Moscú y San
Petersburgo, lo habían seguido al Cáucaso durante la Revolución, habían tratado con el de mantener su actividad amparados de la guerra en Constantinopla y luego habían huido de Turquía ante la inminencia de una nueva crisis, encontrándose ahora, después de un éxodo a través de diversos países de Europa, en busca de una propiedad en venta en los
alrededores de Paris. Compraron a la viuda de Maitre Labori, el abogado de Dreyfus, su
amplia propiedad del Prieure de Avon, cerca de Fontainebleau. Gurdjieff estableció allí una sorprendente comunidad que suscito inmediatamente gran curiosidad.
En esos años de posguerra, cuando tantas ilusiones se habían desvanecido, el Occidente tenía una profunda necesidad de certidumbres. Los ingleses fueron los primeros en acudir al Prieure, atraídos por P. D. Ouspensky (escritor ruso nacido en 1877, muerto en Londres en 1947). Luego se sumaron a ellos algunos norteamericanos. Críticos, editores, médicos, la mayoría tenia nombre conocido. Iban al Prieure como se va hacia una experiencia difícil, pero que -si Gurdjieff era quien se les había dicho- les abriría la puerta del Conocimiento.
El Prieurè  correspondió a su esperanza. Veintisiete años después, cuando Gurdjieff murió en Paris, su nombre era aun desconocido del gran publicó, su obra inédita, el lugar que ocuparía en la historia del pensamiento, imposible de definir. Pero, unas ideas habían sido transmitidas y por muy de lejos que viniesen –de hecho, las ideas de Gurdjieff parecen ligadas a una muy elevada y antigua tradición— habían hallado un terreno apropiado para germinar. .Quien era, pues, Gurdjieff?
Gueorgui Ivanovich Gurdjieff nació el 1 ° de enero de 1866 (según el antiguo calendario ruso) en la ciudad de Alexandropol, situada en la provincia de Kars, hasta entonces otomana, recién conquistada por el ejercito del Zar.
En cuanto a sus padres, su infancia, la educación que recibió, no podemos sino remitir al lector a los primeros capítulos de este libro.
En el periodo que siguió, que quizás duro unos veinte anos, Gurdjieff desapareció.
Solo se sabe que emprendió viajes lejanos, particularmente al Asia Central. Estos años fueron de suma trascendencia para la formación de su pensamiento. El mismo dice 1:
«No me encontraba solo. Había entre nosotros, toda clase de especialistas.
Cada uno estudiaba según los métodos de su ciencia particular.
Después de lo cual, al reunimos, nos participábamos los resultados obtenidos».
Alude así al grupo de los Buscadores de la Verdad. Hasta hoy no sabíamos quienes habían sido estos compañeros de juventud de Gurdjieff. Encuentros con Hombres Notables nos presenta a algunos de ellos y da detalles sobre sus aventuras y sus viajes. Pero el lector deberá recordar que este libro, si bien es una autobiografía, no es ciertamente una autobiografía en el sentido ordinario de la palabra. No deberá tomar todo literalmente (ni tampoco convertir todo a símbolos), ni intentar, a fin de remontar al origen del conocimiento, una exploración
sistemática del curso del rio Piandye, o de las montanas de Kafiristán.
Porque, aunque el relato tenga un sonido de innegable autenticidad, parece evidente que Gurdjieff quiso enredar las pistas.
Volvemos a encontrar a Gurdjieff en Rusia, en 1913. Es en Moscú, en la primavera de 1915, cuando se produce el encuentro de Ouspensky con Gurdjieff. Ouspensky

posee una formación científica. Ha publicado en 1909 un libro sobre la cuarta dimensión. Con la esperanza de encontrar en Oriente una respuesta a las preguntas a las cuales, según
el, la ciencia de Occidente no aportaba solución, emprendió un gran viaje a la India y a Ceilán. Regreso de ese viaje convencido de que su búsqueda no era vana y que efectivamente había algo en Oriente, pero «que el secreto estaba guardado mucho más profundamente y mucho mejor de lo que él había previsto».
Esta preparando un nuevo viaje, esta vez al Asia Central rusa y a Persia, cuando le hablan del sorprendente personaje recientemente aparecido en Moscú.
Su primera entrevista con Gurdjieff modificaría todos sus planes:
«Lo recuerdo muy bien. Habíamos llegado a un pequeño café, situado
fuera del centro, en una calle ruidosa. Vi a un hombre que ya no era
joven, de tipo oriental, con bigotes negros y ojos penetrantes; al principio
me sorprendió porque de ningún modo parecía en su lugar en tal sitio y tal
atmósfera; estaba aún saturado de mis impresiones de Oriente, y este
hombre con cara de rajá hindú o de jeque árabe, que hubiera visto mejor
bajo un albornoz blanco o un turbante dorado, producía en ese pequeño
café de tenderos y comisionistas, con su abrigo negro con cuello de terciopelo
y su sombrero hongo negro, la impresión inesperada, extraña y casi
alarmante de un hombre mal disfrazado».
1.- En Fragmentos de una enseñanza desconocida, de P. D. Ouspensky.